Hernando Roca es otro asiduo del parque Bolivar que se dedica también a jalarle a la literatura, con Hernando tropezamos en la banca que está ubicada justo detrás de la cola del caballo donde cabalga eternamente Simon Bolivar, muy cerca a la banca donde los sábados se posesiona la carreta literaria de Martín Murillo. Hernando, reside en una casona ubicada en el pie de la popa, cerca de Lo amador muy proximo en donde residieron Roberto Burgos Cantor y Eligio Garcia Marquéz. El ejercicio de escribir es algo intimo, particular, que pretende convertirse en algo colectvo al complementarse con el otro, el lector. Respetando pareceres, es de respeto atreverse con la palabra, independientemente de los logros esteticos. Por lo tanto este espacio está reservado para quienes se atrevan a exponer sus intimidades, sin miedos, sin poses...aquí una muestra de la palabra como herramienta, un poema de Hernando Roca.
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LA ENTREGA
Juntos dimos vueltas por el aire
bajo la desnudez de la luna
para llegar a un punto por fortuna
en la noche de fragancia inolvidable.
Noche en la que rompimos esa ayuna
al pedir a los labios algo agradable,
algo con amor y que fuese saludable
para nutrirnos de una dicha tan pura.
Detrás de esa dicha llega la bonanza
al cumplirse para ambos un deseo
y recordarlo en cualquier momento de recreo
queriendo repetir la entrega con más confianza.
En una noche de Octubre fue la entrega,
solitarios y en un sitio de poca altura,
siendo entre los dos la sabrosura
extasiados en el sueño que nos llega.
Entrega con la que se cumple un mandamiento
al tener esa bella prueba e amor
pero sin ningún jurado calificador,
por ser entre los dos y sin limite de tiempo.
Al inicio de la entrega tenías pena
y querias estar como en una noche oscura,
lo que parecia algo como de locura
al querer mirar la rosa en su belleza plena.
Desde entonces el amor cada dia crece
al nacer para querernos sin medida,
nacimos para los dos y para dos tenemos vida,
por lo que el jardín siempre florece.
C/gena Mayo 15/04
De: HERNANDO LEON ROCA BLANCO
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